miércoles, 9 de diciembre de 2015

Sobre la depresión -- Reseña de "The Bell Jar" (La Campana de Cristal) de Sylvia Plath

La única novela de Sylvia Plath es un relato autobiográfico (aunque ficcionalizado) sobre Esther Greenwood, una joven americana de contexto acomodado que sufre un colapso nervioso y es ingresada en una institución mental.
Creo que lo primero que supe de Sylvia Plath fue que se había suicidado y que era una poetisa. Quizás sea lo mismo con otras personas. Lamentablemente a esa figura de una poetisa suicida se le atribuye cierto misticismo y romanticismo. Digo lamentablemente porque la novela "The Bell Jar" es una novela excelente en su propio derecho y combina lo elegante y lo oscuro con instinto y un lenguaje placentero y personal. Es una historia contada a tu oído por alguien con voz hermosa, pero lo que cuenta son cosas horribles.

Empezamos la historia con Esther Greenwood formando parte de una especie de viaje de estudios con otras jovencitas escritoras para hacer artículos para una revista de modas. No sé si sea machismo que nunca se me había ocurrido pensar en las personas que escribían ése tipo de revistas. Esther empieza como una muchacha algo tímida y desconfiada pero vemos como poco a poco se aliena más de sus compañeras. Este segmento de la historia culmina cuando Esther empieza a llorar en medio de un photshoot. Esta imagen, la de una muchacha en medio de lo que debería ser un momento de ensueño llorando desconsolada sin saber porque y siendo abandonada poco a poco es algo así como un estandarte de toda la historia. A continuación vemos como Esther cae cada vez más y más en la depresión severa, las experiencias en su casa y con sus amigas no le causan ninguna emoción. El sentido de insignificancia de los ritos sociales es un síntoma muy conocido de la depresión, después de todo. Vine al libro esperando elegancia pero terminé perturbado: los capítulos entre que Esther visita un psicólogo por primera vez y trata de suicidarse me parecieron espeluznantes. Ella va con sus amigas y sigue con su vida diaria pero todo lo que hace es ver alrededor, buscando con qué objeto cometer suicidio. Hay algo simple y frío en la forma que el narrador usa que lo hace real y natural.

Durante su estancia en los manicomios la narración de Esther cambia sutilmente. Su pensamiento se vuelve obsesivo y paranoico, imitando efectivamente a una persona depresiva. Esther cree que todo, hasta la más mínima cosa, es un complot de gente sin rostro para dañarla y humillarla. Una vez que la terapía rinde efecto y la narración retoma la ligereza de sus primeros capítulos el lector siente que está respirando una vez más.

También se presenta de forma fiel las reacciones de las personas a una persona depresiva. Los conocidos de Esther se debaten entre querer ayudarla y no saber cómo, al mismo tiempo de que tienen la esperanza desesperada de que Esther "decida estar bien" y supere la depresión, de nuevo la vieja creencia idiota de que la depresión es cuestión de fuerza de voluntad.



Creo que lo más genial de la novela es lo fiel que te presenta la visión subjetiva de una persona que no está en sus casillas. Amé a la Dra. Nolan. Fue como un ancla en medio de la tempestad mental de la narradora. También odié a la madre de Esther y a sus amigas, su incapacidad de entender lo que le pasaba a la narradora. Al final entendí que así era porque la narradora así veía al mundo. La novela retrata esa des-conexión que trae la depresión en una forma muy realista utilizando sutilmente el lenguaje. Tampoco entiendes cuando empezó realmente la depresión. De un momento a otro la narradora estaba un poco caída y después ya nada tenía sentido. Como la depresión real.

Recomiendo este libro a todo aquel que por alguna razón quiera saber como piensa una persona depresiva o que lleva a alguien con aparentemente todo quererse suicidar.

martes, 1 de diciembre de 2015

Alacranes Volando

El genial dibujo de los alacrances volando que le da nombre al blog. Muy probablemente el mejor material que tendrá nunca. Todo el crédito a mi querida amiga la excelente Theresa Zuloaga, quien dibujó esta maravilla.