lunes, 28 de marzo de 2016

Reseña de “Psicópata Americano” de Bret Easton Ellis o “Me acordé tanto del jefe que tenía en mi último trabajo”

Reseña de “Psicópata Americano” de Bret Easton Ellis o “Me acordé tanto del jefe que tenía en mi último trabajo”

Previa experiencia con el autor: Leí “Las Leyes de la Atracción” que me pareció buena sin ser 
excelente.



“Psicópata Americano” es el recuento de varios meses en la vida de Patrick Bateman, quien en apariencia es un ejecutivo de alto rango en una empresa financiera de Wall Street llamada Pierce & Pierce. Bateman pasa sus días no haciendo absolutamente nada en su trabajo, comiendo en algún restaurante pretencioso de moda y engañando a su novia, Evelyn. Tanto ella como él y así como el resto de los amigos, conocidos y gente que insiste en rodear a Bateman sin que pueda tener idea de cuál carajos eran sus nombres; son “yuppies”: jóvenes que abrazan cínicamente el capitalismo competitivo de la próspera década de los ochenta en Estados Unidos. Todos ellos van al gimnasio cada día y compiten constantemente para tener lo mejor de lo mejor. También son superficiales e increíblemente idiotas, lo cual no impide que ganen más en una semana de lo que tú o yo veríamos en un año. Debajo de esta fachada Bateman es en realidad un psicópata incapaz de emoción o raciocinio cuya sed de sangre constante lo lleva a asesinar a extraños y conocidos en las formas más sádicas y depravadas posibles. Sus crímenes son en búsqueda de un placer casi sexual o, a veces, sólo por cometer el crimen de fastidiarlo. Bateman logra una fachada de normalidad en su círculo social casi perfecta. Sin embargo su psicosis va aumentando al matar cada vez más sin obtener castigo alguno hasta el punto en que él mismo llega a querer ser reconocido por el monstruo que es, esperando en un castigo una reafirmación de su identidad. Mientras su contacto con la realidad se pierde, ¿podrán sus amigos y seres queridos salir de su estupor narcisista, notar las evidentes señales de locura violenta en él y detener su masacre diabólica?


(No.)


Viéndolo desde el lado técnico de las cosas, “Psicópata Americano” es una especie de híbrido de sátira social con humor negro y una cantidad perturbarte de gore sexual. La narración es en primera persona, por lo cual la locura de Bateman se nos es presentada poco a poco, así como los límites (aparentemente inexistentes) de la misma. La trama en sí es bastante inconexa (yo creo que la línea narrativa que laza todo es el deseo de Bateman de ser capturado, pero incluso esto es bastante tenue) por lo cual en la mayor parte del libro lo que tenemos son una serie de episodios con poca relación entre ellos en los que Bateman aguanta a sus conocidos en el día a día y/o asesina en formas desquiciadas por la noche. Hay un intento muy efectivo de realmente sumergir al lector en la mente de un desequilibrado mental. Es aún más interesante si comparas al protagonista con otros psicópatas de ficción, quienes suelen ser carismáticos como Jigsaw o Hannibal Lecter o monstruos casi míticos como Leatherface o cualquier asesino X de cualquier novela o serie televisiva policíaco. En vez de esto podemos ver claramente que Bateman no tiene las cuerdas bien puestas en el cerebro y su entendimiento del mundo real es pobre. Esto no quiere decir que se exime al personaje de culpa o humanidad. Hay lógica interna en la locura de Bateman. El protagonista está constantemente obsesionado con el conformismo, con “encajar” y con el dominio absoluto. Se obsesiona al punto de manía con la ropa de quienes le rodean y con tener las mejores tarjetas de presentación y muebles de su grupo de amigos y está dispuesto a asesinar a quienes lo superen. Tiene conocimientos enciclopédicos de montones de canciones de grupos de pop mediocres y alegres de su época (y en varios momentos hace capítulos enteros con sus reseñas innecesariamente profundas de dichos discos) y es también un machista y homofóbico extremo, alegremente abusando y torturando a cualquier mujer desdichada como para caer en su cama. Es, en suma, la hipérbole de todas las creencias monstruosas que le rodean, como si un alíen intentara imitar el comportamiento humano sin entender la hipocresía que encierra. Se busca presentar una visión de la maldad pura en un ser humano al presentarnos un monstruo completamente derivado de deseos humanos. Hay una constante implicación de que los asesinatos son sólo alucinaciones en su mente trastornada y sin embargo la novela no deja dudas en que Bateman es un ser de maldad pura que elige serlo. Aunque Bateman es un personaje aterrador hay bastante humor encontrado en sus acciones durante gran parte de la obra. Es capaz de comer alegremente en una cena ejecutiva, ir a su casa y cortarle la cabeza a una chica y en el camino ir corriendo porque está seguro de que una banca del parque lo está persiguiendo.


En cuanto a mi opinión sobre la novela, esta es una historia en donde fue casi doloroso avanzar en su momento pero que, al verla después, me parece excelente. “Las Leyes de la Atracción” tenía ideas interesantes pero le faltaba un algo que no sabía definir. Al leer esta novela creo saber qué era: no tenía impacto. Y Dios Santo si “Psicópata Americano” no tiene impacto. Me considero una persona paciente y de estómago fuerte pero esta novela fue difícil para mí. Las descripciones de lo que hace Bateman son muy detalladas y son asquerosas. Esto termina ayudando a la novela. Bateman no sólo viola y corta cabezas, no. Hace detalladas torturas con ratas vivas y electricidad en las que mujeres mueren sólo después de días enteros de infierno en vida. Hay un sentido de inhumanidad en los castigos que Bateman apadrina, como si verdaderamente fueran cosas que sólo alguien sin humanidad pudiera siquiera pensar (que implica esto sobre Ellis, nunca lo quiero saber) También hay descripciones larguísimas y súper monótonas sobre la ropa de quienes lo rodean y de qué marca y qué platillo ridículo está comiendo ahora. Esto es parte del genial y sutil sentido del humor de la novela y su calidad como sátira social. El autor te hace sufrir la monotonía de una vida vivida únicamente para superar a quienes te rodean y te aburre con párrafos interminables de ropa y comida y accesorios del hogar. Si los investigas (yo mismo identifiqué uno que otro pero en general esto lo sé por internet) te enteras que la ropa se vería completamente ridícula en la vida real y que la comida descrita sería imposible de ingerir por un ser humano. Además entre estos recuentos de lujo Bateman introduce algún detallilo sobre sus escapadas nocturnas dicha con la casualidad con la que habla de comer huevos de avestruz. Nos acostumbramos tanto a la obsesión de Bateman por el estatus que dejamos de prestar atención y analizar lo que está diciendo y sólo dejamos que su locura siga y siga; como en efecto hacen todos sus conocidos. Esto a su vez, es parte de la sátira: las personas de Wall Street no son tan diferentes de un psicópata, lo cual lo hace difícil encontrar. Toda la gente alrededor de Bateman es tan igual que nadie puede ni descubrir lo que hace ni darse cuenta cuando uno de ellos es asesinado. Hay un balance muy bien manejado entre lo simplemente ridículo que es que nadie pueda descubrir a Bateman siendo que es tan evidente lo que hace (va a restoranes con ropa manchada de sangre, por dios) y la fría implicación de que nadie quiere darse cuenta y que Bateman es en efecto un símbolo de lo que su cultura realmente representa: control desmedido. Después de página tras página de Bateman haciendo de las suyas el lector entiende poco a poco que nunca tendrá un castigo real, pues tenerlo sería darle trascendencia a su identidad. En vez de eso dejamos a Bateman condenado a seguir su miserable e insignificante vida rodeado de los idiotas que más odia, en un infierno peor para él que el mismo infierno. Este es otro de los puntos que funcionan del libro: Bateman es infeliz. Es una persona increíblemente infeliz, matar para él es en cierto sentido un intento de ser alguien que nunca termina de asentarse. El final de la novela es en efecto un giro de justicia poética, al descubrir Bateman que no puede escapar revelando su secreto y quedando así condenado a ser otro más, por más que quiera ser un monstruo. Bateman decide que su ser no existe y que es sólo una expresión de odio eterna y lo dejamos donde empezó, fastidiado por la gente que le rodea hasta el día de su muerte. Como el final: THIS IS NOT AN EXIT.


Recomiendo esta novela a gente que quiera leer un clásico moderno y tenga amplia paciencia y capacidad de aguantar el gore sexual y partes monótonas. Es difícil, pero vale la pena. Como dato interesante, leí casi toda la novela en el trabajo. Si nunca han leído sobre como un hombre cose una rata viva en la vagina de una prostituta a escondidas de su jefa, no han vivido.